No lo hago siempre...estas últimas semanas nos hemos conseguido algunos...y los hemos compartido. Hace un par de horas salimos los tres a caminar por el vecindario, como excusa. No podemos fumarlo en la casa, asi que lo hacemos en la calle.
Uno para dos. El no fumó.
No me paso nada. Es que uno es muy poco.
La otra vez cuando nos dirigíamos al depto de E...nos fumamos dos. Uno cuando caminabamos a toesca y otro cuando salimos de Católica.
Tampoco nos paso nada. Bueno para él que era primera vez...fue rico, se volvió más extrovertido y se sintió raro.
Pero a nosotras no nos pasó nada.
...Pero me gusta hacerlo, me gusta fumar de vez en cuando, porque me gusta el olor. Huelo mis manos y me gusta el aroma que queda impregnado en ellas.
Me gusta porque como bien puede ser que no me pase nada, existe la posibilidad que sí me pase algo.
Y me gusta por el simple hecho de hacer algo que está prohibido.
Me gusta ver a la gente mirándome de reojo...tratando de confirmar sus sospechas. Tratando de averiguar que lo que esa muchacha está fumando, no es un simple cigarro.
Me gusta recibir esas caras de curiosidad cuando me detengo en alguna calle y lucho contra el viento para tratar de encenderlo.
Me gusta.
Puede parecer ( o ser) tonto, pero este último tiempo ese es el motivo que me provoca hacerlo. Ya no es sólo para socializar. Ni para que la noche de carrete esté más condimentada.
Sino es sólo por el placer de sentir que estoy haciendo algo "prohibido" y que todos se estan dando cuenta y que nadie se atreve a decir algo.
