Saturday, September 15, 2007

Ebrios

Nos encontramos sólo cuando estamos ebrios.
Nos abrazamos y nos besamos cuando hemos bebido lo suficiente como para saber que lo que haremos después se puede olvidar rápidamente.


Abren la puerta.
Y una fila que pareciera no tener fín ingresa. Uno, dos, seis, diez..y tú.
No esperaba que llegaras tan tarde. La verdad es que no te esperaba.
No se por qué me pongo nerviosa.
Siento que el resto me mira en busca de una reacción que me delate... Alguna acción que los haga confirmar lo que han pensado toda la noche: Que vine por él o que lo estaba esperando.
Agarro mi vaso y sigo tomando.
Continuo ingeriendo el sour en oferta que compré en la esquina.
No miro nada, más bien juego a no mirar a nadie. Sin embargo, una sonrisa se me escapa, pero alcanzo a ocultarla con mi vaso.
Ya, ya!, mentí. Sí, sí esperaba que llegaras...
Pero no tenía expectativas.
No tenemos nada en común.
Ni siquiera la misma edad.
Romance?..na.
Amor?...porfavor!
Sí lo único que nos une es una atracción que se activa luego de consumir algunos grados de alcohol.

Te vas acercando de a poco. Mientras mentalmente cuento a cuántas personas tienes que saludar para llegar hasta a mí.
-Hola, cómo has estado?
_bien, bien, gracias.
Respondo escuetamente para que sigas saludando al resto. Para que sigas tu camino.
Vuelvo a tomar mi sour y pongo cara de desinterés, para que te vayas.
Funciona.
Bebo otro sorbo y en mi cabeza se congelan todas las miradas de los que estan a mi alrededor. Miradas que buscan mi complicidad para mostrar la alegría que les produce que él se haya cercado. Sensación que comparto, pero que me rehuso a demostrar.

Los que me acompañaban me observan como adivinando el desenlace de mi noche. No hace falta que me lo digan verbalmente, sus rostros son tan delatadores.
Me miran y se rien.
Y yo respondo sin que nadie me pregunte.
-No, na que ver, yo estoy en otra. No pasa na...
Luego de un ratito vuelve a acercarse. No recuerdo qué me dijo...pero no habían pasado ni 2 segundos, y ya me estaba tomando las manos.
En mi cabeza se generó una disyuntiva...hay dudas.
Me dejo llevar o me abstengo y cumplo mi promesa.
ah?
Me habla no se de qué...y busco de reojo a mis amigos.
Habían desaparecido.
Seguimos con el jugueteo de manos.
Lo disfruto.
Seguimos hablando.
Desarrollamos ideas cortas. Y luego me arrastra a bailar.
Tengo cero ganas, pero no me niego.
Me dejo llevar.
Me gusta como baila. Es gracioso. Da unos saltitos al compás de la música.
Al parecer, todo lo baila igual.
...Adoro su voz. Me cautiva, al igual que la primera vez.
Alejo los prejuicios y me entrego.
Nos besamos como si fuera habitual hacerlo.
Como si hubiese sido ayer la última vez y no hace 2 meses.
Ninguno se sorprende.
Al contrario, pareciera que inconcientemente sabíamos que sucedería.
Y eso me gusta.
Esa complicidad que se genera en el ambiente para con nosotros...y que sólo cobra vida gracias al bendito alcohol.