Tuesday, March 27, 2007

No viajo

22:58
Colgué el teléfono.
Sus palabras me hicieron sentir peor de lo descompuesto que ya estaba. -Unas horas antes había ingerido una sopa de tomate que me hizo mal y me había hecho rondar el baño durante todo el día- No descarto que los nervios del viaje hayan influido en mi malestar. Pero... no hay duda que sus palabras fueron las que gatillaron que mis emociones (dolor, euforia, nervios, ansias) se mezclaran y me dejaran en este estado.

- ¿Para qué van a venir? Yo no tengo tiempo para verlos. Además aquí no se pueden quedar... ¿Dónde querí que los meta? Si esto no da pa tres personas. ¿Y qué van hacer aquí durante el día?... Pucha oh, me debiste haber avisado antes.

Nuestro vuelo saldría a las seis de la mañana y el taxi nos vendría a buscar a las 3:30. Además mi primo se quedaría cuidando la casa. Ya estaba todo preparado...
-Ni pensar en suspender el viaje- Me advirtió Leonor.

Pero yo aún seguía dudando. Es que si a ella le incomodaba nuestra presencia, prefiero... La verdad es que no tenía opción, el viaje se haría a pesar que yo o ella nos opusiéramos. Leonor ya había dicho la última palabra. Y la verdad es que, en el fondo, yo apoyaba su decisión.

- Cerca de acá no hay nada... A unos cuantos kilómetros pueden llegar a un centro turístico. Ahí hay unas cabañas. Mañana voy arrendarles una, para que se queden ahí.

Lo de la cabaña no me había dejado conforme. Yo quería estar con ella. Desde el año nuevo que no la veía. Sí, es cierto, nos comunicamos constantemente por teléfono, ¡pero no es lo mismo!... Pero si no quedaba otra alternativa...
- Eso es lo que detesto de ti Álvaro- Dijo Leonor, en forma sorpresiva.
- ¿Qué? ¿qué hice ahora?
- Nada...como siempre.
- ...
- ¿Es que sabes lo que pasa? Es que tú no-acción, tú incapacidad de manifestarle a Abril, a tu propia hija lo que te molesta de ella...
- Pero si de ella no me molesta nada.
- ¡Pero, por favor! ¿Crees que no me di cuenta que ella no quiere que viajemos?... Mírate Álvaro, aunque tu escondas tú molestia, tu cara la manifiesta inconscientemente.
- ¿Y qué quieres que haga?
- ...
Ella no me respondía y sólo movía su cabeza, obviándome la mirada.
- ¿No me vas a contestar?- Volví a preguntar.
- No, porque tú sabes muy bien cual sería mi respuesta... Siempre le has aguantado todo. Tú la malcriaste.
- No me vengas con ese tipo de idioteces. Eso es lo que siempre me ha molestado de ti... los celos que le tienes a Abril
- ¿Celos? ...
- ¡Sí!.
- No puedes ser tan... Sabí que más, viaja solo.
Salió de la sala.
Yo me quedé inmóvil, mirando como se alejaba de mí y se encerraba en el baño. En el baño, maldito lugar!

1:00 AM
Leonor ya llevaba dos horas encerrada. No le había dicho nada durante ese tiempo, para no empeorar la situación. Sin embargo ya me estaba inquietando. Me acerqué a la puerta y golpeé.
- ¿Leo?
- ...
- Leo, sal de ahí.
- ...
- Ya son la una. Y tú todavía no terminas de guardar tu ropa.
- Yo no voy a ir, Álvaro- Contestó desde el otro lado de la puerta. Sonaba decidida.
- Leo, qué estas diciendo. El taxi viene en un par de horas...
- Y a mi qué... Te llevará a ti, pues.
- Leo...
- Álvaro no insistas.
- ¿Entonces no pasarás las vacaciones conmigo? Desperdiciaras el único tiempo que tenemos para estar juntos…
- ...
- Está bien. Haz lo que quieras.
Me alejé de la puerta y le di un golpe, para que me escuchara. Supuse que saldría al darse cuenta que había desistido. Pero no lo hizo.
Esperé unos minutos, pero la puerta seguía intacta. No pude soportar imaginarme el viaje sin ella, por lo que corrí a pegarme a la puerta otra vez. Independiente de las ganas que tenía de ver a mi hija, yo no viajaría sin Leonor. Es que no puedo... no tengo más explicaciones para eso.
Primero usé la táctica de la rudeza, pensé que funcionaría, pero...
- Leonor, te doy tres segundos para que abras esa puerta!
- ...
Luego, la de la culpabilidad.
- Cómo puedes estropearle las vacaciones a mi primo, a mí... El taxista, pobre hombre que va a madrugar sólo por que tú se lo pediste. ¿No te da vergüenza? A mí si me daría vergüenza si fuera tú.
- ...

2:25
- Leo, ¿recuerdas cuándo nos perdimos en el sur? Fueron nuestras primeras vacaciones juntos...
- ...
- O cuando nos arrancamos a Buenos Aires...menos mal que me hiciste caso y aceptaste viajar en avión. Fue tú primera vez, ¿cierto?
- ...
- Sí, fue tu primera vez. Estabas tan contenta... No me digas que no, ni siquiera lo pienses, porque si te hubieras visto... tus ojos brillaban.
- ...
- Yo me mantuve serio, pero la verdad es que también estaba ansioso... seguro que no lo notaste. Es que en ese tiempo estabas muy joven, eras sólo una pollita... una Carmela, ja.
- ...
- Esa etapa me produce una profunda nostalgia. Todavía conservo los recuerdos de ese día... en detalle. Llegamos al aeropuerto y te señalé un avión. Tú me preguntaste si en él viajaríamos, y yo te respondí que sí. Que en un par de horas estaríamos en Argentina. Me miraste asustada, pero no dijiste nada. ¿Pero sabes cómo me di cuenta? Por tus ojos, obviamente y por tus dientes, siempre los presionas y los haces crujir cuando tienes miedo...Me tomaste de la mano y no me soltaste hasta que abordamos. Te pedí que te sentaras en la ventana y aceptaste, aunque no querías. A pesar que ver las nubes tan cerca te produjera más miedo que a mí. Pensaste que no me había dado cuenta de eso, ¿cierto?
...Es increíble lo maravilloso que son los recuerdos ah? Los minutos vividos nunca piensas que los vas a atesorar como lo haces a través del tiempo. Quizás dónde estemos, cuando recordemos este momento...me gustaría contárselo a nuestros futuros nie...
En ese momento la puerta se abrió y luego de casi tres horas la volví a contemplar, anonadado, como la primera vez.
- Supongo que hoy te di más material para recordar, dijo en forma desafiante.
Yo sólo la miraba boquiabierto. Inamovible, sentado en el suelo ella se veía enorme. Intimidaba.
A pesar que aún se mostraba enojada, se notaba que había llorado. Sus ojos la delataban. Luego de hacerme esa pregunta, se quedó mirándome directamente a los ojos...esperando una respuesta. Yo no atiné a nada, sólo quería abrazarla y decirle que la adoraba. Quería pedirle que me perdonara, que siempre actúo como un idiota cuando estoy cerca de ella. Quería agradecerle toda la paciencia que me ha tenido y que me casaría con ella mil y una veces más.
Quería decirle tantas cosas, pero no dije nada.
Me miró con decepción.
Traté de levantarme para abrazarla, pero antes que lograra hacerlo, pasó rápido por mi lado y dijo:
- Voy a buscar mi maleta.